He aquí el texto íntegro del discurso Real:
"Loor a Dios, la oración y el saludo sean sobre nuestro señor Enviado de Dios, su familia y compañeros,
Querido pueblo,
Desde que asumimos la misión de dirigir tus asuntos, los años se han ido sucediendo, con la ayuda y favor de Dios. Es una insigne misión por el honor que supone servirte; y magna es por las responsabilidades que la misma supone ante Dios y ante la historia; y es grande, en consideración de los compromisos que comporta hacia todos los marroquíes.
Hoy celebramos el decimoséptimo aniversario de la Gloriosa Fiesta del Trono, animados de un acrecentado orgullo por los vínculos de sólida pleitesía que nos unen, así como por la inquebrantable cohesión y más fuerte voluntad de seguir obrando por realizar tus legítimas ambiciones.
Mis deseos para todos los marroquíes, estén donde estén, en pueblos y ciudades, o en zonas aisladas y lejanas, no son otros sino conseguir para el presente una vida digna, y el sosiego y tranquilidad para el futuro, así como la seguridad y estabilidad permanentes, en el seno de una concomitancia entre el goce de los derechos y el cumplimiento de los deberes.
Querido pueblo,
Los pasados diecisiete años nos han permitido realizar profundas reformas políticas, grandes obras económicas y proyectos de desarrollo humano, que cambiaron la faz de Marruecos.
No obstante, queda mucho por hacer, particularmente teniendo cerca una nueva etapa que arrancará con las próximas elecciones legislativas.
En mi calidad de responsable que vela por el respeto de la Constitución y la buena marcha de las instituciones, amén de la preservación de la opción democrática, no participo en ninguna elección ni pertenezco a ningún partido. Soy el Rey de todos los marroquíes, ya sean candidatos o electores, y también de aquellos que no votan.
De igual modo, soy el Rey de todas las organizaciones políticas, sin distinción ni excepción alguna. Tal y como he dicho en un discurso anterior, el único partido al que me enorgullece pertenecer es Marruecos.
Por ello, la persona del Rey ostenta un lugar especial dentro de nuestro sistema político, y todos los actores, ya sean candidatos o partidos, deben evitar utilizarlo en cualquier lucha electoral o partidista.
Estamos ante una ocasión decisiva para devolver las cosas a su sitio: de una etapa en la que los partidos hacían de las elecciones un instrumento para llegar al ejercicio del poder, hemos pasado a otra en la que la palabra corresponde al ciudadano, que debe asumir su responsabilidad de elegir y pedir cuentas a los electos.
En efecto, el ciudadano es el elemento más importante dentro de la operación electoral y no los partidos y los candidatos. Él es la fuente del poder que les delega. También ostenta el poder de pedirles cuentas o cambiarles, a partir de lo que hayan presentado durante su mandato.
Por ello, dirijo un llamamiento a los electores para que necesariamente escuchen lo que les dictan sus conciencias y tengan presente el interés de la patria y de los ciudadanos, en el momento de depositar su voto, lejos de cualquier otra consideración, sea la que fuere.
En el mismo sentido, invito a los partidos para que presenten a candidatos que reúnan las condiciones de competencia, probidad y espíritu de responsabilidad, buscando el servicio del ciudadano.
Los partidos de la mayoría deben defender el balance de la labor que llevaron a cabo cuando ejercieron el poder. Mientras que los partidos de la oposición, deben hacer una crítica constructiva y proponer alternativas razonables, en el marco de una competencia responsable, para hallar soluciones palpables a los verdaderos problemas y cuestiones de los ciudadanos.
Por otra parte, la administración encargada de supervisar las elecciones, bajo la autoridad del jefe del gobierno y la responsabilidad del ministro del interior y del ministro de justicia y libertades, está llamada a cumplir con su deber de garantizar la imparcialidad y transparencia del proceso electoral.
En caso de darse algunos excesos, como suele ocurrir en las elecciones, éstos deben tratarse según la ley, por las instituciones judiciales competentes.
Sin embargo, sorprende que algunos lleven a cabo prácticas incompatibles con los principios y deontología de la práctica política, lanzando declaraciones y expresiones que perjudican la reputación del país y atentan contra la inviolabilidad y credibilidad de las instituciones, procurando con ello ganar votos y simpatía de los electores.
En este contexto, quiero llamar la atención también sobre algunos graves comportamientos y abusos, que se dan con ocasión del período electoral, y que deben ser combatidos y sus autores castigados.
Así pues, al acercarse las elecciones, y como si se tratara del día del juicio final, se olvidan unos de otros; y todos, gobierno, partidos, candidatos y electores, pierden su sano juicio, entrando en desórdenes y conflictos que nada tienen que ver con la libertad de elección que representa el hecho electoral.
Por ello, a todos digo, a la mayoría y a la oposición: basta ya de utilizar la patria para saldar cuentas personales o para realizar estrechos intereses partidistas.
Querido pueblo,
Representar a los ciudadanos en las distintas instituciones y organizaciones es una magna misión, que requiere sinceridad y responsabilidad, así como el empeño de servir al ciudadano, que debe primar sobre todo lo demás.
En varias ocasiones hemos insistido en que el desempeño de la responsabilidad requiere de todos un compromiso con el nuevo concepto de autoridad, que hemos lanzado desde Nuestra accesión al Trono.
En este sentido, nuestro nuevo concepto de autoridad es una doctrina de gobierno que no se limita, como algunos creen, a los walís, gobernadores y administración territorial, sino que concierne a todos los que ostentan un poder, ya sean electos o los que ejercen una responsabilidad pública, del género que sea.
El nuevo concepto de autoridad implica pedir aclaraciones y rendición de cuentas a través de los mecanismos de control y aplicación de la ley, y con respecto a los electos, ello tiene lugar a través de las elecciones y ganando la confianza de los ciudadanos.
Por otra parte, nuestro concepto de autoridad se basa en la lucha contra la corrupción bajo todas sus formas, ya sea en las elecciones, en la administración, en la justicia, etc. En este sentido, no cumplir con el deber constituye una forma de corrupción.
La corrupción no es una fatalidad ni jamás fue un carácter de los marroquíes. Sin embargo, se ha desvirtuado el uso del concepto de corrupción, hasta llegar a ser algo normal en la sociedad.
En realidad nadie está al abrigo de la misma, si exceptuamos a los profetas, enviados y ángeles.
En este marco, debemos insistir sobre el hecho de que la lucha anticorrupción no debe ser objeto de pujas.
Además, nadie es capaz de hacerlo por sí solo, tanto si es una persona, un partido o una organización asociativa. Incluso diría que nadie tiene el derecho de cambiar la corrupción y el vicio con sus propias manos, fuera del marco legal.
Combatir la corrupción corresponde al Estado y a la sociedad: el Estado lo hace mediante sus instituciones, y a través de la puesta en marcha de los mecanismos legales para combatir este grave fenómeno, criminalizando todas sus manifestaciones y castigando duramente a los corruptos.
La sociedad, con todos sus componentes, puede hacer otro tanto a través de su rechazo y denuncia de sus autores, así como educando sobre cómo alejarse de la misma, acudiendo a los principios de nuestra sagrada religión y a los genuinos valores marroquíes, que se erigen sobre la honradez, la integridad y la dignidad.
Querido pueblo,
Estamos convencidos de que el progreso político, cualquiera que fuera el grado que alcance, siempre acusará deficiencias de efectividad, si no va acompañado de una promoción del desarrollo.
El desarrollo, en Nuestra concepción, se basa sobre la complementariedad y el equilibrio entre las dimensiones económica, social y medioambiental.
Por otra parte, afrontar los diversos y entrecruzados retos del desarrollo, requiere de todos los marroquíes, individual y colectivamente, la integración en la decisiva batalla económica, que el mundo está viviendo.
El progreso al que aspiramos en nuestro país, no se limita únicamente a meros índices, que en la mayoría de los casos ignoran el proceso y especificidades de cada país; más bien queremos que constituya una verdadera transformación económica y social, cuyos frutos han de llegar a todos los ciudadanos.
Si es nuestro derecho enorgullecernos de cuanto hemos realizado como logros del desarrollo, todos los actores, tanto del sector público como privado, deben, sin embargo, redoblar sus esfuerzos para alzar a Marruecos a una nueva categoría de desarrollo, entre los países emergentes, cuyas características hemos fijado con anterioridad.
Todo ello requiere una labor seria a fin de mejorar la competitividad de la economía nacional, la valoración objetiva de las políticas públicas y la actualización permanente de las estrategias sectoriales y sociales.
A pesar de las dificultades relacionadas, a veces, con el contexto internacional, y otras con la economía nacional, Marruecos, gracias a Dios, está viviendo un desarrollo continuo, sin tener petróleo ni gas, pero cuenta con los brazos y el trabajo de sus hijos.
La mejor prueba que podemos presentar aquí es el incremento del número de compañías internacionales como "Peugeot", por ejemplo; las compañías chinas que llevarán a cabo la realización del proyecto estratégico de la zona industrial de Tánger, sobre una superficie que oscila entre 1000 y 2000 hectáreas; así como las compañías rusas y otras, que han decidido invertir en Marruecos y que gastan enormes cantidades de dinero en sus proyectos.
Estas compañías no pueden poner en riesgo su dinero sin asegurarse de que lo están colocando en el lugar correcto. Es más, conocen y valoran la seguridad y estabilidad de que goza Marruecos así como los horizontes abiertos ante sus inversiones.
Por otra parte, muchas compañías internacionales expresaron su interés por invertir en el proyecto de “Nour-Warzazate”, considerado como el mayor complejo termosolar del mundo.
De igual modo, se halla en aumento el número de extranjeros que eligen Marruecos para residir y establecerse, particularmente de Francia y España. Algunos de ellos crean sociedades propias.
Dichos extranjeros viven en seguridad y tranquilidad, en el seno de la protección del Emir de los Creyentes, y bajo la responsabilidad del Estado marroquí, rodeados de la amabilidad y consideración con que los marroquíes los tratan.
Con idéntica voluntad y empeño, obramos por garantizar la seguridad e integridad personal de los marroquíes, preservando la estabilidad del país y el orden público.
Querido pueblo,
La salvaguarda de la seguridad es una gran responsabilidad que no conoce límites, ni en el tiempo ni en el espacio. Es una enorme misión que todos asumimos.
En este sentido, quiero expresar a todos los servicios de seguridad nuestra consideración por los continuos esfuerzos por ellos desplegados y los enormes sacrificios que consienten en el desempeño de su deber nacional.
También quiero resaltar la eficiencia que marca su acción al anticiparse y frustrar los intentos terroristas que, desesperadamente, procuran aterrorizar a los ciudadanos y atentar contra la seguridad y el orden público.
Bien consideramos las difíciles condiciones en las que trabajan las mujeres y los hombres de la seguridad, a causa de la escasez de medios. Ellos trabajan de día y de noche, bajo grandes presiones y exponiéndose a los peligros desempeñando sus funciones.
Por ello invitamos al gobierno a facilitar a la administración de la seguridad los recursos humanos y materiales necesarios, con el fin de cumplir con su labor de la manera requerida.
De igual modo, se debe continuar la moralización de la administración de la seguridad, eliminando todo aquello que pueda perjudicar su reputación y los enormes esfuerzos que consienten sus elementos, al servicio de los ciudadanos.
La credibilidad de las operaciones de seguridad requiere decisión y rigor en el tratamiento con los criminales y con los extremistas y terroristas, en el marco del respeto de la ley y de los derechos y libertades, bajo el control judicial.
Ante el crecimiento de los retos securitarios y conspiraciones que se tejen contra nuestro país, invito a continuar la movilización y vigilancia.
De igual modo, insisto en la necesidad de llevar a cabo la coordinación entre los servicios de seguridad, tanto del interior como del exterior, y con todos los componentes de las Fuerzas Armadas Reales, así como con los ciudadanos, ya que cuando se trata de los asuntos de la patria la responsabilidad recae en todos.
La seguridad de Marruecos es un deber nacional que no permite excepciones, ni tampoco conviene que sea motivo de conflictos hueros, desidia o complacencia en el cumplimiento del deber, sino más bien requiere la competencia positiva en la preservación de la unidad, seguridad y estabilidad nacionales.
Efectivamente, no es un defecto que el Estado tome su fuerza de sus ciudadanos y de su seguridad, como tampoco lo es el que los marroquíes sean constantemente movilizados en defensa de las cuestiones de su patria.
La coordinación y cooperación que los servicios de seguridad marroquíes han establecido, a escala exterior, con sus homólogos en varios países hermanos y amigos, han contribuido a la frustración de numerosas operaciones terroristas, evitando enormes tragedias humanas a estos países.
Querido pueblo,
Nuestra preocupación por los asuntos de los ciudadanos en el interior de Marruecos, sólo es equiparable a la atención que otorgamos a los asuntos de los miembros de la comunidad que residen en el extranjero.
En este sentido, apreciamos su contribución al desarrollo de su país y a la defensa de sus intereses supremos.
De igual modo, nos enorgullece el aferramiento que sienten hacia su patria y el incremento del número de personas que anualmente procuran visitar a sus parientes, en aras de mantener los vínculos familiares, a pesar de las fatigas del viaje y de las dificultades que ello supone.
Si en todas las ocasiones reiteramos nuestro agradecimiento a Nuestra comunidad en el extranjero, y contantemente insistimos en la necesidad de atender sus asuntos, ya sea dentro de Marruecos o en los países de residencia, no estamos exagerando, porque en realidad se merecen esto y mucho más.
En ocasiones anteriores insistimos en la necesidad de mejorar los servicios que les son prestados y hallamos algunos modelos que han sido adoptados con esta finalidad.
No obstante, las reformas y medidas adoptadas siguen siendo insuficientes, por lo que se requiere mayor seriedad y fuerte compromiso por parte de los cónsules y funcionarios al servicio de los asuntos de la comunidad residente en el extranjero.
Querido pueblo,
La política exterior de nuestro país se fundamenta en la diplomacia de palabra y de hecho, tanto al defender la marroquidad del Sahara, o para diversificar los partenariados y tomar parte en las actuales cuestiones y problemáticas internacionales.
Si algunos han intentado hacer del 2016 “un año decisivo”, Marruecos ha logrado hacer del mismo “un año de firmeza” para la preservación de nuestra integridad territorial.
Así pues, convencidos de la justicia de nuestra causa, hemos afrontado, con total resolución, las declaraciones equivocadas y comportamientos irresponsables que han salpicado la gestión del expediente del Sahara marroquí, a la vez que hemos adoptado las medidas necesarias, que la coyuntura ha exigido, para poner fin a estos peligrosos deslizamientos.
Continuaremos defendiendo nuestros derechos y adoptaremos las medidas necesarias para hacer frente a futuros deslizamientos. De igual modo, no cederemos ante ningún tipo de presión o intento de extorsión cuando se trate de una cuestión sagrada para todos los marroquíes.
Sin embargo, Marruecos seguirá abierto y constantemente dispuesto al diálogo constructivo, con el fin de hallar una solución política definitiva a este artificial diferendo.
En este sentido, quiero formular un llamamiento a todos para seguir vigilantes y movilizados, con el fin de hacer frente a las maniobras de los rivales de Marruecos, ahora enfurecidos y sin su sano juicio, cuando constatan el desarrollo y progreso que vive el Sahara marroquí.
Todas las conspiraciones, tanto cuando son encubiertas como declaradas, no conseguirán afectar nuestra determinación de continuar la aplicación de nuestro modelo de desarrollo en nuestras Provincias del Sur.
Los proyectos de desarrollo lanzados en la región, así como la asociación efectiva que permite la regionalización avanzada a los habitantes, en lo que se refiere a la gestión de sus asuntos, harán de la región del Sahara un polo económico integrado que la habilita a desempeñar su papel histórico como punto de enlace y eje de intercambios entre Marruecos y su profundidad africana, así como con los países del Norte.
Querido pueblo,
La diplomacia de palabra y de hecho que Marruecos adopta, no podría por sí sola alcanzar los objetivos marcados, si no fuera por la credibilidad de que goza nuestro país en sus relaciones internacionales.
Esto mismo es lo que lo ha habilitado para orientarse hacia la diversificación de sus socios. Efectivamente, no se trata de un paso dictado por una determinada coyuntura o de una reacción improvisada, que busca cálculos o intereses pasajeros, sino más bien de una opción estratégica que responde al desarrollo que vive Marruecos y toma en consideración las mutaciones que conoce el mundo.
Tal credibilidad se ve reflejada igualmente en la posición que ocupa nuestro país en tanto que socio respetado y solicitado, merced a su modelo político y de desarrollo, así como a su papel como actor principal en el afianzamiento de la seguridad y estabilidad en la región, y como defensor de las cuestiones relativas a África.
Como he dicho en otras ocasiones, Marruecos no es una reserva de ningún país. Su apretura, sin embrago, no significa un cambio en sus orientaciones y nunca se hará en detrimento de sus socios. Marruecos permanece fiel a sus promesas y comprometido para con sus aliados históricos.
En este marco se inscribe la Cumbre que Nos ha reunido con Nuestros Hermanos, los Jefes de Estado del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo, el mes de abril pasado, y que ha consolidado la cooperación marroquí con los países del Golfo, en tanto que bloque estratégico unido, asentando la sólidas bases de un modelo único de alianza árabe.
Asimismo, Marruecos no escatima esfuerzo alguno en apoyo de la cooperación estratégica y solidaria entre los países del Sur, especialmente con nuestros hermanos africanos, ya sea a escala bilateral o en el marco de los agrupamientos regionales de los países del África Occidental.
Afianzando esta sincera política africana, Hemos anunciado durante la vigésimo séptima Cumbre Africana la decisión de Marruecos de volver a su familia institucional africana.
Obviamente, tal decisión no significa en ningún caso la renuncia de Marruecos a sus derechos legítimos o el reconocimiento de una entidad ficticia, carente de todos los elementos de soberanía, que ha sido injerida en la Organización para la Unidad Africana, en flagrante violación de su carta.
La vuelta de nuestro país a su lugar natural viene a reflejar nuestro empeño de seguir defendiendo nuestros intereses, desde el interior de la Unión Africana, reforzando los ámbitos de cooperación con nuestros socios, tanto a escala bilateral como regional.
Además, ello permitirá a Marruecos la apertura sobre nuevos espacios, especialmente en el África Oriental y Tropical, así como afianzar su posición como factor de seguridad y estabilidad, amén de ser un agente para la promoción del desarrollo humano y solidaridad africana.
Aprovecho esta ocasión para expresar mis encarecidos agradecimientos a todos los países hermanos que han aportado su apoyo a Marruecos en defensa de su integridad territorial, interactuando positivamente con la decisión de volver a su familia institucional, especialmente a los dirigentes de los 28 Estados que firmaron la moción, y los demás países amigos que participaron en esta iniciativa.
De igual modo, queremos expresar Nuestra consideración y gratitud a la República de Ruanda que ha acogido esta Cumbre, así como a su Presidente, Su Excelencia Don Paul Kagamé, por su apoyo y cooperación con nosotros.
Amén de nuestra apretura sobre grandes espacios políticos y económicos, como Rusia, China e India, aspiramos a reforzar nuestros partenariados estratégicos con nuestros socios en Francia y España. De igual modo, obramos con la Unión Europea con el fin de asentar sólidas bases para desarrollar la tradicional cooperación que con ellos nos une.
Nuestra orientación hacia la diversificación de partenariados se fundamenta en el mutuo respeto y en el compromiso de trabajar por el afianzamiento de la cooperación, sobre una base mutuamente beneficiosa. Todo ello ha quedado materializado en los acuerdos estratégicos que han sido firmados, abracando ámbitos vitales como la energía, las infraestructuras, el desarrollo de los intercambios agrícolas, la lucha antiterrorista y la cooperación militar, entre otros.
Querido pueblo,
El empeño de Marruecos en diversificar sus partenariados sólo es equiparable a su fuerte participación en las diferentes cuestiones y problemáticas internacionales actuales.
En efecto, Marruecos es considerado como un socio eficiente en la lucha antiterrorista, tanto en la cooperación securitaria con un número de Estados hermanos y amigos, como a través de su distinguido modelo de gestión de los asuntos religiosos.
Esto mismo lo ha habilitado para compartir con Holanda la presidencia conjunta del Foro global de la lucha contra el terrorismo.
Por otra parte, nuestro país interviene activamente en los esfuerzos internacionales de lucha contra el cambio climático. En este sentido, Marruecos acogerá, el próximo mes de noviembre, la vigésimo segunda Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP22).
Será una ocasión para que Marruecos ponga de relieve su compromiso a favor de la puesta en práctica del Acuerdo de París y continuar su apoyo a los países africanos en desarrollo y a los pequeños Estados insulares, que todos ello son los que más sufren los efectos del cambio climático.
En su calidad de país activo en el ámbito de la cooperación triangular, Marruecos coloca entre las prioridades de su política, la orientación de la acción internacional hacia el interés por las cuestiones del desarrollo, particularmente en África.
Querido pueblo,
Nuestra labor no centra su interés especialmente en los balances y realizaciones, sino más bien en el grado de efectividad que puede tener sobre la mejora de las condiciones de vida de los ciudadanos.
Así pues, consideramos la dimensión humana como principal prioridad. Lo que nos interesa es el ciudadano marroquí y el ser humano, de manera general, esté donde esté.
A Dios el Altísimo damos las gracias por habernos guiado por el buen el camino, haciendo de Marruecos lo que es hoy: un espacio para obras de construcción y desarrollo, y un oasis de seguridad y estabilidad, a pesar de los obstáculos propios de un contexto internacional marcado por la sucesión de crisis y la escalada de tensiones.
Con esta gloriosa ocasión, queremos expresar Nuestra consideración y agradecimiento al conjunto de las fuerzas vivas y a todos los marroquíes libres, celosos por su país, por su fuerte participación, al lado de Nuestra Majestad, en la edificación del Marruecos de la unidad, libertad y desarrollo, así como por su firme determinación frente a las viles conspiraciones que se urden contra nuestro país.
De igual modo, expresamos Nuestra consideración a las Fuerzas Armadas Reales, Gendarmería Real, Fuerzas Auxiliares, Seguridad Nacional, Protección Civil y Administración Territorial, por su abnegación y constante movilización en defensa de la unidad y soberanía del país, velando por su seguridad y estabilidad.
Imploramos al Todopoderoso nos guíe por el buen camino para cumplir la misión que heredamos de Nuestros antepasados, evocando con todo engrandecimiento y exaltación, sus límpidas memorias, especialmente de Nuestro Venerado Abuelo, Su Majestad el Rey Mohammed V, y de Nuestro Augusto Padre, Su Majestad el Rey Hassan II, Dios les tenga en Su Santa Gloria, así como a todos los virtuosos mártires de la patria.
Continuaremos nuestra marcha colectiva, con tesón y determinación, a favor de la dignidad de Marruecos y al servicio de sus hijos.
Me hallarás, querido pueblo, como siempre he sido, tu Primer Servidor, que vela por cuantas cuestiones te preocupan, respondiendo a tus aspiraciones en todo momento y lugar.
“Di: Éste es mi camino. Basado en una prueba visible, llamo a Dios, y los que me siguen también”. (Sagrado Alcorán)
Wassalamou alaikoum warahmatoullahi wabarakatouh".